Una familia disfuncional de Corea del Sur es la elegida por Chan-Wook Park para desplegar la historia de Sympathy for Mr. Vengeance. Ryu, el protagonista, es un joven sordomudo que trabaja en una metalúrgica y convive junto a su hermana, una muchacha que sufre por entonces una enfermedad crónica para la cual la única cura posible sería un transplante de riñón.
Ante la necesidad de tener que solventar la casa y los gastos de la enfermedad de su hermana, Ryu debió abandonar sus estudios de arte y, desde hace un tiempo, busca desesperadamente la forma de encontrar la irrisoria suma de 10 millones para poder llevar a cabo la operación de la joven. Así es como, mientras cree que trabajando duramente en la metalùrgica podrá llegar a reunir dicha suma, un día se entera de que lo despidieron como consecuencia de una aparente reducción de personal.
A partir de ese giro del destino, Ryu pierde los estribos y comienza a barajar las posibilidades más remotas con tal de lograr su cometido. Lo primero que hace es conectarse con un grupo mafioso que le promete que, a cambio de su riñón (más el pago de los 10 millones que logró juntar para la operación) le conseguirán un riñón sano para poder transplantarlo en el cuerpo de su hermana. Ante la desesperación acepta, pero lamentablemente, luego de la extracción de su órgano aparece desnudo en la azotea de un edificio, sin el riñón para su hermana y sin el dinero.
Es entonces que frente a este injusto, el joven sordomudo se carga de ira, odio e impotencia y comienza a ver con buenos ojos el plan propuesto por su novia (una adolescente anarco-terrorista que fuma sin parar), que no es otro que el de secuestrar a la hija del dueño de la metalúrgica con el único propósito de alzarse con el rescate y así recuperar el dinero que les robó la mafia de los transplantes.
De esa forma, ambos comienzan a seguir al empresario y registran desde su auto todos los movimientos que suceden en la casa de aquel. Y un buen día, cuando el plan del secuestro está cerrado desde todas sus aristas, finalmente arrebatan a la niña y la llevan a vivir a la casa de Ryu, en la cual la pequeña es acogida de muy buena manera por la hermana del joven, quien desconoce el macabro plan desplegado por su hermano y su cuñada.
Mientras tanto, Ryu pide el rescate y el padre de la niña se dispone a pagarlo. Pero en ese ínterin, la hermana de Ryu descubre el verdadero origen de la niña y al no poder soportar el dolor de saberse una carga para su familia, decide cortarse las venas, dejando sin efecto todo el proceso delictivo que la pareja puso en funcionamiento. Y a partir de allí, la vida de los personajes se transformará en una irrefrenable tempestad de odios y desgracias en la que todos terminarán cumpliendo el doble rol de víctima y victimario, ya que en el medio, un nuevo punto de giro modificará aún más el curso de la historia.
Como puede verse en este pequeño desglose de argumento, la película tiene una trama compleja, con una gran densidad dramática y propone un relato en el que si bien la venganza es el conflicto principal de la historia, sus personajes en cambio, son tan víctimas como victimarios dado que el destino (el verdadero malvado del film) es quien los enfrenta y los somete a unas situaciones que trascienden aquello por lo cual desde las primeras escenas, los posiciona como enemigos ante los ojos del espectador.
Es muy probable que el gran mensaje que Chan-Wook Park ha querido esbozar en este film no es otro que el de dejar en claro que cuando el hombre decide experimentar algunas de las pasiones más peligrosas de su condición humana, da rienda suelta a una serie de procesos universales que se ponen en marcha y que ya no dependen de su voluntad sino de los designios de una voluntad superior, entendida como la única capaz de cuantificar y calificar la intensidad que tendrá el conflicto que ellos mismos gestaron.
Si la comparamos con los otros dos títulos de la trilogía (Old Boy y Sympathy for Lady Vengeance) esta pieza es una de las más básicas de las tres, ya que sirvió como tela para que el director arrojara la pintura y experimentara con ella algunos lineamientos de estilo que luego usó en las otras dos películas, demostrando una asombrosa evolución tanto en la forma narrativa como en el uso innovador del lenguaje audiovisual.
Respecto de los elementos fílmicos de esta pieza es bastante lo que se podría decir, pero entre los más interesantes merecen una especial mención las logradas actuaciones (sobre todo la del joven que interpreta al sordomudo y la del padre al que le han secuestrado a su pequeña hija), la cuidadosa dirección fotográfica (que logra algunos planos y encuadres dignos del cine de Kurosawa) y las brillantes piezas musicales, todo un broche de distinción en el cine de este genial director.
Es por eso que Sympathy for Mr. Vengeance es un film altamente recomendable. Una interesante propuesta del cine surcoreano que además de contar con todos los elementos de un thriller dramático-policial, deja entrever cierta aproximación al cine contestatario, ya que expone ante el lente de la cámara algunas cuestiones como la desigualdad social, el deficiente estado de los sistemas de salud, la impunidad en la que se mueven ciertas organizaciones delictivas y el tráfico de órganos, todas problemáticas de carácter universal y lamentablemente cada vez más comunes en cualquier sociedad moderna.
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